Va a llegar un momento de la vida, en que no vas a tomar mi mano para sentirte segura.
que esta mano estará siempre dispuesta a enlazarse con la tuya para decir lo que las palabras no dicen o lo que las miradas no completan.
Recuerdo la última vez que tomé la mano de mi abuela. Ella me miraba y no me reconocía. Entre cortado balbuceaba “llamá a la Mica” sin reconocer que estaba junto a ella. Apretándole su hermosa mano con pequitas blancas intentaba calmarla.
Un día será la mano de tu compañero la que te agarre en momentos importantes, y nunca más querrás soltarla. Pero hoy, hija mía. Tu mano es la que me busca y yo me desarmo sintiendo todo el amor agolpándose en mi cuerpo.
Que tremendo es este amor. Nunca imagine sentir algo así solo con mirar nuestras manos juntas.