Ella aparecía en una fiesta, en la casa de una amiga, sentada sobre un pilar muy grande, era como un cilindro de concreto gris oscuro y todo al rededor en forma de círculo tenía un banco de color oscuro también.
Mi abuela estaba sentada sola, en el medio del cumpleaños, al fondo se veía la puerta de calle, gente entrando y saliendo y yo de repente deparaba que ella estaba sentada ahí. Con sus rulitos, un pulóver escote en V de mangas cortas, hecho por ella misma, de lana color gris oscuro y una camisa que caía perfectamente en el cuello sobre el pulóver.
Me acercó a ella y le pregunto qué hacía ahí, me dice despreocupada que ella vino porque sabía que yo la necesitaba, me desconcertó lo que dijo, pero no me importó, me abracé a ella y apoye mi cabeza sobre su hombro y pecho.
La lana se sentía entre suave y rasposa, lana común, nada raro, pero tan real.
Que felicidad que haya aparecido, no haberla olvidado para nada. Ella, su porte, su pelo, su ropa y su trato hacía mi. La verdad es que la extraño siempre.
Foto sacada con mi cámara reflex analógica Yashica en 2010. En su casa en Saenz Peña.