martes, 26 de agosto de 2014

Nada como ir juntos a la par...

Mis abuelos, con 86 y 85 años respectivamente, se fueron de este planeta con dos meses de diferencia.
Ella nunca supo de la muerte de Alberto, preferimos no darle ese golpe, pero yo creo que en el fondo sabía perfectamente lo que sucedía.
Unos días antes de que falleciera Alberto, le insistí para que lo llame, pero ella se nego... error humano, o quizás no quería escucharlo... la cuestión es que no pudo despedirse.
Un día antes de que ella partiera, entre llanto contenido y ruego para que no sufra... ya sentía extrañar a MI ABUELA...

Extrañar

Extraño la abuela que se ponía la "sonrisa" para salir y se la sacaba ni bien entraba a su casa.
Extraño la abuela que se perfumaba para las fotos que le sacaba su nieta inexperta.
Extraño sus regalos exorbitantes a comparación de lo que recibían mis hermanos y primos.
Extraño sus manos jugando con su delantal o cualquier tela que se prestase cerca.
Extraño la lata de las moneditas con algún billete furtivo.
Extraño los reproches por no ir a almorzar más seguido.
Extraño los ñoquis de miel, los alfajorcitos en la heladera, las frutillas chiquititas elegidas con esmero, los miles de puloveres en colores, lanas y tejidos diferentes.
Extraño eso y mucho más. Extraño todo.


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