
Aquella anécdota que me contó Felipé Noé, que a su vez se la había contado Horacio Butler. Siendo joven, Butler visita uno de los museos de París, ve a un viejo que saca un pequeño estuche de su sobretodo y comienza a retocar un cuadro de Bonnard. Corre a denunciar el hecho y el guardia le dice: "Quédese tranquilo, es Bonnard".
Extraído de "La mirada" de Pino Solanas
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